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Loiolatarra aprueba los nuevos estatutos que regirán la sociedad en el nuevo local

El cambio de sede podría producirse después de verano

Castillo-Etxeberria: Campeones, en el frontón de Loiola. Año 1946
Castillo-Etxeberria: Campeones, en el frontón de Loiola. Año 1946
La sociedad Loiolatarra aprobó el pasado domingo los estatutos y el reglamento interno de funcionamiento que regirán la entidad cuando se traslade a un nuevo local situado frente al actual. La mudanza se materializará después del verano, si los trabajos de construcción del inmueble número 3 de la calle Loiolatarra avanzan según lo previsto, donde ocupará un local de más de 200 metros cuadrados de superficie. Albergará dos comedores y una cocina, así como servicios y una sala de reuniones. En cuanto a la sede actual, continuará en manos de Loiolatarra, aunque aún queda por determinar qué usos se le dará en el futuro

Pocas sociedades habrán cambiado tanto de local. En 1926 se trasladó a la Casa Semperena y tres años más tarde al bar Ongi Etorri. En vísperas de la guerra civil (año 1935) se instaló en lo que sería hasta fecha reciente su sede social, en los bajos de la casa Mendiburunea, adquirida en propiedad en 1957 bajo la presidencia de César Benito Iradier.

Loiolatarra compaginó el objetivo de servir de lugar de esparcimiento y encuentro con el de el apoyo a determinadas especialidades deportivas, en especial la pelota. Sus practicantes se forjaban en el Arkupe, un frontón irregular y descubierto que les dotaba de una especialidad habilidad en el juego. Los más destacados nombres fueron Epelde, Inciarte y sobre todo Ignacio Echarri (mano), Enrique Abril e Ignacio Londaiz (pala), Luis Guridi (cesta punta) y los hermanos Arrieta (remonte), todos ellos entre 1935 y 1950, los años de oro en el club.

Escudo de la Sociedad Loiolatarra
Escudo de la Sociedad Loiolatarra
El C.D. Loiolatarra cubrió con trainera propia toda la década de los 40. Gracias a Loiolatarra se salvó en algún año La Concha, entonces con dificultades para reunir cuatro tripulaciones en todo el litoral. ¡Qué diferencia con la actualidad! El club ofrecía a los componentes de la trainera una directiva entusiasta, fondos para los gastos esenciales, un local junto al río para facilitar los entrenamientos y la sociedad donde cenaban muchas noches los remeros.

Otras modalidades deportivas promocionadas desde Loiolatarra fueron el balonmano y el fútbol, con equipos que en los años cincuenta compitieron a un alto nivel.

Desde su fundación, Loiolatarra organizó las fiestas de San Ignacio. En 1981, se constituyó una Comisión abierta, más amplia, a la que se incorporó la Sociedad. En la década 1960 participaba en las Fiestas de Primavera donostiarras preparando vistosas comparsas y carrozas.

En 1955 salió por vez primera en la Tamborrada. En este tiempo se produce el desarrollo espectacular del barrio, que pasa de trescientos habitantes de 1940 a cinco mil en la actualidad.

Buenos cocineros ha habido muchos en Loiolatarra. Por ejemplo Josetxo Amunarriz, Pablo San Martín, Ignacio Pomar, Ramón Díaz o Dioni Huegun.

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